Los peces de las profundidades del Golfo de California
Nota publicada por Eduardo F. Balart (CIBNOR), Beatriz Mejía Mercado, Oscar Sosa Nishizaki y Alejandro Hinojosa Corona (CICESE) en la Gaceta de Ciencia y Tecnología EMISIÓN (Conacyt) (Agosto 2013)
Quizás la mayoría conozca que el Golfo de California, situado en el noroeste de México, es un área con una de las mayores productividades biológicas del país. Los procesos oceánicos que allí concurren así como la variedad de ecosistemas presentes como arrecifes rocosos y coralinos, manglares, playas, bajos y montañas submarinas, bosques de macroalgas, y praderas de pastos marinos entre otros, favorece la presencia de una gran variedad de especies y permite el sostenimiento de una gran cantidad de recursos marinos masivos como sardinas, jureles por no hablar de otros más discretos pero de gran valor económico como los camarones, callos de hacha, almejas y un sin fin mas.
Todos ellos los conocemos en mayor o menor grado gracias a que son accesibles a nuestra observación directa, si somos afectos a visitar nuestras costas, darnos un buen chapuzón con snorkel o con equipo de buceo si somos más aventureros, o sencillamente porque las artes de pesca nos los hacen llegar a los mercados y eventualmente a nuestra mesa.
Lo que pocos saben es que hay otro mundo en las profundidades de este gran mar interior, poco accesible precisamente porque lo cubre un manto de oscuridad y misterio, y donde pocos han incursionado para documentar la biodiversidad allí presente. Bajo los 200 metros de profundidad la luz desaparece y la profusión de vida de las aguas superficiales cambia, pero no desaparece, encontrando variadas formas a más de 3,500 metros, donde las temperaturas llegan a 1.9°C.
Las investigaciones de los peces de aguas profundas en el Golfo de California han avanzado lentamente. A finales del siglo XIX la celebrada expedición a bordo de la fragata “Albatross” a lo largo del golfo registró cerca de 180 especies de peces, muchas de las cuales fueron nuevas para la ciencia. A finales del siglo XX este número solo había aumentado a 195 especies, lo que nos habla de las dificultades técnicas para su observación y registro.
Considerando que el número de especies actualmente registradas en todo el Golfo de California es de 911, tenemos que los peces de profundidad representan un 21% del mismo. El modo de vida y los sitios donde habitan solo se interpreta a partir de la morfología que los organismos presentan, el análisis de su contenido estomacal, y retazos del hábitat que son izados a superficie junto a ellos.
Afortunadamente para nosotros, la tecnología nos ofrece hoy en día nuevas herramientas para acercarnos al estudio de los organismos en las profundidades marinas. Una de estas es el uso de sumergibles no tripulados operados desde superficie en un barco nodriza. Estos pequeños y móviles submarinos van provistos de potentes focos que permiten captar, mediante videocámaras, a los organismos en su medio natural, así como sensores que nos permiten medir las condiciones que imperan ahí.
Nosotros tuvimos la fortuna de acceder y analizar las videograbaciones del sumergible no tripulado “Jason” en una de las expediciones del buque de investigación oceanográfica “Atlantis” de la Universidad de California. En mayo de 2008 este vehículo realizó 26 inmersiones entre 373 y 3,800 metros de profundidad en las principales cuencas oceánicas del golfo, obteniéndose cerca de 400 horas de video de cada una de las 3 cámaras que operan simultáneamente, además de un millar fotos.
Lo que observamos es impresionante. Las profundidades definitivamente no son los desiertos que algunos imaginan ya que existe una gran variedad de vida. Cerca de 3,000 peces fueron contabilizados pertenecientes a diferentes grupos como babosas de mar, rayas, tiburones, quimeras y peces óseos. Los diseños de estos habitantes van desde las formas convencionales hasta las más bizarras y estilizadas. Los peces óseos son los más abundantes y diversos, y de ellos destacan los pejeratas pertenecientes a la familia Macrouridae, característicos por su cola terminada casi en filamento, sus grandes ojos y rostro terminado en punta.
La mayoría de los peces se encuentran asociados a los escarpes o paredes submarinas y en menor magnitud a los fondos oceánicos. Las mayores abundancias y número de especies se encuentran en el estrato de los 1000 a 1500 m de profundidad aunque a 3,800 metros también estuvieron presentes. Fue posible identificar más de 40 especies o formas diferentes; algunas otras, todavía bajo análisis, probablemente representan nuevos hallazgos para la biodiversidad del Golfo de California. Esto nos da pauta para apreciar el potencial que posee la técnica de video-identificación así como también estimar sus limitaciones.
Próximamente esperamos acceder a otros cruceros. Esto no solo es interesante por si mismo, sino que también relevante para el futuro de la vida marina del Golfo de California. Necesitamos saber cómo se estructuran las comunidades de las profundidades, evaluar su riqueza, fragilidad y resiliencia si queremos conservar y legar este rico patrimonio a las generaciones futuras.